“La vida debe ser una continua educación”. Gustave Flaubert nos deja bien claro con esta potente afirmación la importancia de aplicar tanto al ámbito profesional como al personal la formación continua.
Tal y como dice el informe “Esenciales”, publicado en octubre de 2016, “el gasto en formación continua por parte de las organizaciones se ha duplicado entre 2007 y 2013, alcanzando los 7.320 millones de euros. No obstante, aún queda mucho camino por recorrer”.
Dentro del caos que puede conllevar un día en la oficina, existen aspectos que no podemos dejar en el olvido: la formación continua en la empresa y el desarrollo de los empleados. Llevar a cabo un plan de formación específico dentro de la empresa acarreará tanto satisfacción laboral como alto rendimiento y productividad.
No es poca la cantidad de empresarios que por miedo a la pérdida de productividad consideran la formación continua dentro de la empresa como una pérdida de tiempo. No obstante, aquí te mostramos las ventajas de esta exitosa práctica:
¿Cómo ponerla en práctica? A continuación te dejamos algunos consejos:
1. Mantenerse informado de las necesidades de los empleados.
2. Saber en qué áreas quieren formarse.
3. Dejar que sean los empleados los que elijan su propio ritmo de aprendizaje.
4. Recompensar el aprendizaje y el desarrollo continuo, para así garantizar la motivación y la productividad.
5. La formación y capacitación del empleado repercute directamente en el buen funcionamiento de la empresa, por lo que es justo que el empleado obtenga alguna recompensa por ello.
Además, los métodos más empleados son:
Como puedes ver, la formación continua es una apuesta segura que te garantizará la mejora de competencias de tus empleados y del correcto funcionamiento de tu empresa. ¿A que suena bien?